miércoles, 24 de marzo de 2021

 ¿Cuál es la función de la filosofía?

¿Por qué una persona invertiría su tiempo en pensar sobre asuntos que, en un principio, no tienen nada que ver con la vida práctica y las experiencias cotidianas? ¿Hay algo real, extraíble y aplicable al mundo real que pueda desprenderse de la actividad filosófica?

Creo que los seres humanos hemos filosofado desde los inicios de la conciencia  -de forma rudimentaria- y sólo en los últimos milenios alcanzamos un nivel de sofistificación que lo hace parecer un puro ejercicio mental reservado para la élite intelectual.

Me encantaría poder explicar por qué creo que la filosofía cumple un rol central -vital, yugular- en la vida de todos los seres humanos. No sé si tengo la capacidad lingüística e intelectual para hacerlo como me imagino haciéndolo, pero aún así voy a escribir estas ideas con la esperanza de que puedan comprender su importancia.

Quiero iniciar con el siguiente concepto: Las personas hacen y entienden cosas que no pueden articular. Expandiendo: Las personas hacen cosas en su vida diaria que, si alguien los detuviera y preguntara por qué hacen tal o cual cosa, no tendrían una respuesta inmediata, o tendrían que pensárselo un buen rato. Pongamos algunos ejemplos. 

Es usual que las personas -sobretodo las mujeres- le hablen a los cachorros de forma muy parecida que a los niños pequeños, con términos cariñosos y mimosos. Me sorprendería que esta afirmación les resultase extraña. El punto es que las personas simplemente lo hacen, y no se preguntan por qué lo hacen. En este ejemplo en particular hay razones biológicas; les hablamos a los bebés y niños chicos de esa forma porque es la velocidad a la que mejor pueden aprender el lenguaje. Lo hacemos instintivamente, nadie tiene que enseñaros con párrafos y explicaciones aburridisimas. Esto es un ejemplo de cierta información de comportamiento que la actuamos pero no sabemos explicar. Pasemos al siguiente ejemplo.

La imagen es una propaganda británica de la segunda guerra mundial. A pesar de que la ropa, los rasgos y el aspecto de la mujer y del bebé pertenecen a una cultura específica, pienso que la mayoría de las personas alcanzarían la misma conclusión con respecto a la significancia de la imagen: una mujer y su bebé en peligro. Incluso borrando las palabras y los símbolos de las manos, no necesitamos que nadie nos diga qué significa, y ni siquiera necesitamos pensarlo. Incluso sabiendo que se trata de simplemente de un póster que algún artista en algún lugar de Gran Bretaña pintó. Al ver la imagen, sabemos lo que significa, solo que no sabemos por qué lo sabemos. Podemos encontrar una explicación sencilla: No es difícil imaginar que en prácticamente todas las sociedades humanas -actuales y las que perecieron- , la imagen de la mujer y su bebé es sagrada. Es lógico que aquellas sociedades humanas que no solo protegieran, sino que insistieran en la sacralidad de esta imagen, tuviesen más éxito que las que no. Pienso que en esta imagen existe una combinación de información biológica -instintiva- y cultural. Pasemos al tercer ejemplo

Creo que esta pintura contiene información mucho más cultural que biológica. La idea o el símbolo del ángel no es universal, aunque sí es cierto que en diversas culturas aparecen humanos o criaturas con alas. Las nubes simbolizan el cielo, un lugar sagrado y eterno. La mujer y el bebé están en el centro, hacia donde todos los ángeles -arrodillados y brindando ofrendas -tienen dirigida su atención, reforzando la trascendencia y la sacralidad de la virgen y el niño, imagen central del cristianismo. Tal vez, al ver la imagen, pueden sentir o entender su significado sin que nadie les dijese nada. Tal vez, si lo tratan de articular, descubren que no es tan sencillo pasar a palabras todo ese entendimiento que aparece de la nada. Precisamente a eso me refiero cuando dije antes que las personas actúan y entienden cosas que no pueden articular en palabras, y este era el objetivo principal de esta sección.

Me gusta pensarlo como información simbólica o información cultural. Y los seres humanos vivimos en un mundo de símbolos: las señales de tránsito, los semáforos, las siluetas en las puertas de los baños, las señales de peligro o contaminación, etc. Estos últimos ejemplos son sencillos en comparación a la imagen de la virgen y del niño. Así mismo, existen símbolos muchísimos más complejos y profundos que pululan el inconsciente colectivo de la humanidad, que requieren años de reflexión y capacidades intelectuales extraordinarias para ser comprendidos; es justamente en estas reflexiones dónde los grandes filósofos invierten su tiempo.


Un ser simbólico y biológico

Quiero iniciar con la siguiente pregunta:¿Qué es el inconsciente colectivo? Este concepto fue introducido por el filósofo Carl Jung hace ya varias décadas, y creo que tiene una explicación lógica y sencilla, incluso para los más escépticos. Me gusta definir el inconsciente colectivo como aquel lugar donde reside toda la información no biológica de los seres humanos, es decir toda la información de nuestro comportamiento que no está codificada en los genes. Un ejemplo sencillo de entender es el lenguaje. El lenguaje es una creación cultural, y no tenemos ningún indicio de que nuestros genes contienen información de alguna lengua en particular. Los científicos descubrieron que todos los bebés nacen con la capacidad de producir una gama gigantesca de sonidos guturales, independientemente del idioma hablado de sus progenitores. Esto quiere decir que todos nacemos con la capacidad de hablar cualquier idioma, y, durante el desarrollo en la niñez -el proceso de imitación del lenguaje- nos adaptamos a la lengua de nuestra sociedad y perdemos -o es atenuada- nuestra capacidad de producir sonidos que no utilizamos.


El lenguaje, antes de que existiera la escritura como tal, era transmitido de generación en generación. Quiero que el lector piense en lo siguiente: Si todos los miembros de una tribu en particular morían, su lenguaje moría con ellos. Un lenguaje completo vivía únicamente en la mente de las personas que lo hablaban, no estaba explicado en ningún otro lado ni estaba codificado en la información genética de los individuos. Una lengua era una creación intelectual, un organismo que vivía en el subconsciente de las personas. Este organismo evoluciona, se propaga, se divide, siempre en la mente de las personas. Las personas aprenden a hablar a través de la imitación, y simplemente lo hacen. No se preguntan cómo lo hacen. Pasaron decenas de miles de años después de iniciado el lenguaje complejo en los humanos para que nos preguntemos cómo es qué hablamos. Así como el lenguaje habita en la mente de toda las personas que lo hablan, infinidad de conceptos e ideas viven también allí. El concepto del ángel es parte del inconsciente colectivo de las tradiciones judeo-cristianas, y gracias a eso es que podemos comprenderlo al verlo en una imagen. No nos detenemos a preguntarnos ¿Por qué hay un ser humano semidesnudo con alas blancas sobre un colchón de nubes? Simplemente al verlo, lo sabemos: Es un ángel. El símbolo aparece en miles de obras artísticas, historietas, películas, y, por supuesto, textos religiosos. Ha estado con nosotros durante milenios, y no necesitamos que nadie nos articule en sentencias que es lo que significa el símbolo del ángel: el inconsciente colectivo de la sociedad imbuye estos conceptos en nuestra mente desde que nacemos. Pienso que es una forma increíblemente eficiente de transmitir información. Los ejemplos del lenguaje y del simbolismo del ángel son relativamente sencillos. Me gustaría saltar a un concepto mucho más difícil de digerir, pero que vale la pena investigar: Las religiones


Una religión es un cúmulo de ideas tremendamente complejo y profundo que vive en el inconsciente colectivo de millones de personas. No solo brinda información de las convenciones sociales, sino que brinda la información más importante que quiero resumir en una serie de preguntas: ¿Cómo me tengo que comportar en el mundo?¿Qué es lo que está bien y lo que está mal? ¿A qué cosas le tengo que prestar atención? ¿Por qué existimos?. Las respuestas a estas preguntas varían en cada sistema de creencia, aunque las variaciones no son tan grandes -o insalvables- como creemos. Un sistema de creencia o religión, con naturalidad y de forma inconsciente, infunde las ideas y respuestas a todas estas preguntas en el subconsciente de la sociedad. Así, de este modo, una religión o sistema de creencias brinda a las personas el sentido intrínseco de sus vidas. Las protege de todo aquello que desconocen, les dice a qué cosas aspirar y a cuáles no. Lo que creemos nos protege del mundo exterior, le brinda una significancia a todo lo que nos rodea, incluso al concepto de lo desconocido como tal. Sin un sistema de creencias que tape los vacíos de nuestro entendimiento, pienso que viviríamos en constante ansiedad ante todos los fenómenos de la naturaleza. Por eso la humanidad ha producido dioses para el fuego, la tierra, el agua y el cielo. Dioses para los incendios, los truenos y los terremotos. Dioses del amor y la guerra, de la vida y la muerte. Cada elemento de la experiencia humana que no tenía explicación alguna y generaba conmoción, era tapado rápidamente como obra de algún dios. La enorme ventaja de este ejercicio mental es que reduce la ansiedad existencial. Ya no tengo que pensar que es eso, ya que sé que es porque tal o cual dios está furioso, y al atribuirle una emoción humana, resulta comprensible y familiar. Yo sé lo que es la furia, y por lo tanto sé lo que significa el retumbe de un trueno. Así, los elementos de la experiencia humana se vuelven comprensibles e identificables, y ya no estamos abrumados emocionalmente.

Las personas entienden -saben- esto, pero no pueden articularlo en sentencias complejas. Entonces, si el sistema de creencias en el cual vivimos es atacado, es decir, alguien lo critica, lo cuestiona, o lo violenta, estamos más que motivados -sin pensarlo- para proteger aquello que le da significado a nuestras vidas y mantiene nuestras emociones bajo control.¿Les resulta esto difícil de aceptar? ¿No es comprensible, incluso esperable, que los sistemas de creencias choquen constantemente en conflictos? Y un sistema de creencias puede ser casi cualquier cosa. Un concepto vasto y extendido es el de la religión. Las personas comparten explícitamente el inconsciente colectivo, y muchas veces es obligatorio hacerlo para pertenecer a dicha religión. Otro es la cultura. La cultura occidental, originada en la religión judeo-cristiana, se derrama por Europa occidental, Reino Unido, Australia y todo el continente americano. A pesar de que distintos países pueden tener diferencias culturales muy grandes, y a pesar que las diferentes personas pueden declarase fervientemente ateas, lo cierto es que casi todas actúan -se comportan en el mundo- de acuerdo a los valores centrales de la religión judeo-cristiana, que a su vez evolucionaron de las religiones mesopotámicas, egipcias, y sumerias. Esto significa que las ideas que hoy rigen la moralidad de nuestras sociedades surgieron hace miles y miles de años. Estas ideas evolucionan y se perfeccionan, pero su esencia es tan antigua como la escritura. Y es por eso que nuestras sociedades, a pesar de todos sus defectos y problemas a resolver, funcionan,y eso por esto mismo que crear un sistema de valores desde cero es prácticamente imposible. Es lo que Friedrich Nietzsche razonó hace más de cien años: comprendió la importancia de la antigüedad de los sistemas de creencia, y predijo que, de ser atacados y destruidos, la humanidad se sumergiría en un experimento social donde morirían millones de personas. Y esto es justamente lo que pasó en la Unión Soviética bajo la bandera del marxismo, que erradicó la religión de la nación, e impuso sus nuevos valores basado en el poder del proletariado y en la posesión de bienes. De forma intencional y explícita se creó un nuevo inconsciente colectivo, basado en el resentimiento de Karl Marx y aprovechando la envidia y enojo de aquellos a los que no les iba tan bien en la vida como a sus vecinos. La religión del socialismo convenció a sus miembros de que su sufrimiento y la razón por la cual sus vidas no eran idílica era que había otros que les quitaron todo y los oprimían. La solución a este problema era la destrucción sistemática de aquellos que tenían más y oprimían. El resultado de esta filosofía basada en el resentimiento es conocido: murieron más de 100 millones de personas entre las matanzas, hambrunas, guerras, y los famosos gulag soviéticos -campos de concentración-. Más tarde, el mundo contuvo la respiración durante los años de la Guerra Fría, rezando para que el apocalipsis nuclear no se diera.


Por eso creo es de vital importancia comprender las ideas que rigen nuestro comportamiento. Estas ideas no están en nuestra biología, no están en nuestro código genético, sino que está en la mente de las personas, en el arte y en las escrituras. Hace ya mucho tiempo que dejamos de ser seres puramente biológicos para ser seres simbólicos. La simbología y las creencias preceden a la biología en cuanto al destino de la humanidad se refiere. Si nos atrapa la idea de cambiar nuestra alimentación y nos identificamos como veganos, significa que nuestro bienestar físico y mental, nuestra vida como tal, está a merced de esta idea -una creación de la mente humana, y no un gen, una adaptación biológica-. Las personas toman decisiones que afectan su biología sin requerir ninguna transacción biológica; un animal ordinario requiere de varias generaciones para que las fuerzas de la evolución elijan a los descendientes más aptos para la supervivencia, con cambios lentos y graduales. Una persona puede leer propaganda vegana y convertirse en vegano; no existió interacción con la naturaleza, es una interacción puramente intelectual, en el reino de las ideas. Esta idea tiene un efecto en el funcionamiento del cuerpo biológico del individuo que tomó esta decisión. Hacemos cosas como estas todo el tiempo: anotarse en un gimnasio, cambiar la dieta, una operación estética ... .el destino de nuestro cuerpo físico, y así como el destino del resto de las especies del planeta, está a merced de las ideas y sistemas de creencia. Es por eso que es tan importante reflexionar cómo es que pensamos y por qué creemos lo que creemos. Hasta no hace mucho tiempo los dueños de esclavos creeían que la esclavitud era normal y parte de la vida natural. Incluso algunos esclavos pensarían que tal vez su destino estaba premeditado. Hoy la esclavitud está extinta y sabemos que es aborrecible. En algunas sociedades la violación de la mujer por parte de su esposo estaba considerado como algo normal. El sacrificio humano fue parte de muchas sociedades antiguas, y era considerado sagrado. ¿Qué comportamientos naturales o nociones tenemos hoy en día que, en cientos de años, se considerarán atrocidades contra la humanidad?








¿Por qué nos aferramos tanto a nuestros sistemas de creencias?

¿Por qué las personas están dispuestas a defender su sistema de creencias, incluso hasta la muerte? ¿Qué es lo que motiva esta posición ideológica?

Como había explicado anteriormente, los sistemas de creencias pueden ser casi cualquier cosa. Nombre la religión y las culturas, pero también puede ser una nación, un partido político, una institución deportiva, un grupo de trabajo, una familia… pienso que vivimos en multitudes de sistemas de creencias que se intersectan y conviven. Nuestro sistema de creencias le otorga una significancia a todos los elementos de la experiencia humana -incluso a lo desconocido-, lo que regula nuestras emociones y nos mantiene en un mundo comprensible, y aún más importante, predecible. Veámoslo con el siguiente ejemplo.

Si un extranjero aparece en nuestro país, vestido con ropas exóticas y totalmente diferentes a las nuestras, enseguida captará nuestra atención. La razón por la cual capta nuestra atención es que esta novedad, este nuevo ser, no es predecible. No viste como nosotros, no luce como nosotros, tal vez hasta el color de su piel nos es novedoso. Por lo tanto, nuestra conclusión subconsciente es que no podemos predecir su comportamiento. ¿Es este ser una amenaza? ¿Deberíamos seguirlo? ¿Deberíamos ahuyentarlo? ...¿Deberíamos matarlo? Pienso que hoy en día se nos juzga mucho por desconfiar de los desconocidos o los extranjeros, aunque, por supuesto, depende del contexto de cada caso, ya que no siempre es así, más aún en nuestro nuevo mundo multicultural, donde un extranjero ya no es una novedad. Aún así, creo que la reacción humana de desconfiar de algo ajeno y novedoso es totalmente automática y lógica. No significa que pienso que tiene que ser así, sino que es una reacción completamente natural. La razón por la que nos vestimos -dentro de una misma sociedad- de forma similar, y nos peinamos de forma similar, y usamos artículos y vivimos en lugares similares, es que esto nos hace más predecibles, a la vez que nos identifica con un inconsciente colectivo en particular. Nos da una pertenencia en la sociedad donde el inconsciente vive, nos hace predecibles ante los demás, y nos ahorra a nosotros y los demás el enorme y arduo trabajo de conocerse y entender los comportamientos del otro desde cero. Si todos compartimos la misma filosofía de vida, los mismos valores y tradiciones, todos somos, a grandes rasgos, predecibles.

Es por eso que muchas discusiones o interacciones sociales se basan en convencer al otro de que pienso lo mismo que nosotros. Y cuando no lo hace usualmente le hacemos saber lo mucho que nos disgusta esto. Tal vez incluso lo castigamos y dejamos de considerarlo una persona con la que vale la pena hablar. Si una persona piensa diferente que nosotros significa que a) la persona está equivocada y es impredecible o b) nosotros estamos equivocados y lo que sabemos del mundo es erróneo o incompleto. Considerar esto último es psicológicamente doloroso y nos genera ansiedad. Significa que tenemos que aprender o considerar cosas que no están en nuestro inconsciente colectivo en particular. Por eso pienso que es muchísimo más sencillo y natural decirle al otro que se equivoca y creer que tenemos la razón. Es menos doloroso y no tenemos que enfrentarnos al proceso psicológico de aprender algo nuevo y dejar morir parte de nuestra vieja creencia. Por eso, salvo que nos eduquen específicamente para evitarlo, siempre creemos que tenemos razón. No creo que sea un acto de maldad, pienso que es una respuesta completamente natural si entendemos la arquitectura del pensamiento humano.

Lo que creemos nos protege de la ansiedad y la angustia, nos guía y le da sentido a nuestra vida. Aceptar que lo que creemos tiene un error o es incompleto es tremendamente desgastante para la mente que no está preparada. No es de extrañar que las personas estén dispuestas a defender su creencia con tanto fervor. Y si estás tan dispuesto a defender tus creencias, vas a estar dispuesto a lastimar a otros por ella, o formar campos de concentración, a torturar a otros hasta que declaren que ya no creen en su Dios pero si en el tuyo. 

Piensen en los momentos que las personas atacan e incluso le quitan la vida a otro ser humano en nombre de un partido político o un cuadro de fútbol. Para un fanático del Partido Nacional o del Frente Amplio, estas instituciones son su sistema de creencia. Cualquier crítica -sea cierta o no, ya que la verdad científica no tiene lugar- es tomada como un ataque personal, un ataque a aquello que le da sentido y significancia a tu vida. ¿Es de sorprender que las personas reacciones con tal violencia? No significa que esto sea correcto, sino que es una explicación de porqué hacemos lo que hacemos. Un fanático, una persona poseía ideológicamente, pierde parte de su identidad y su autenicidad como ser individual, y le cede terreno al sistema de creencia en el cual se apoya. Es una transacción fascinante, donde se pierde parte de la autenticidad y a cambio se gana una mayor protección contra lo desconocido, lo novedoso y lo diferente. No es algo que le desee a nadie, pero pienso que sucede muy a menudo. Es una forma de protección psicológica.


Génesis y transmisión de la información





El esquema muestra una división y evolución de los sistemas que tenemos para transmitir información. La información adquirida en la exploración se transmite con la imitación y el juego: es algo que la mayoría de los animales y seres vivos utilizan. Los cachorros de muchas especies de depredadores se abalanzan, se mordisquean y se persiguen constantemente, imitando el comportamiento de caza que usarán en la adultez. Los humanos hacemos cosas muy parecidas, pero gracias a nuestras facultades mentales, desarrollamos sistemas más complejos para transmitir información en cantidades absurdas y a escalas globales. Desarrollamos los rituales (ritos de iniciación, danzas místicas), los dramas (el teatro griego), la narración, la mitología y la religión, cada uno evolucionado del anterior, cada vez más abstracto y menos instintivo, pero todos como métodos de transmitir información, y no cualquier información, sino la más importante para los humanos: Cómo comportarse en el mundo. Información moral. La información del inconsciente colectivo

Vimos que no es descabellado que las personas defiendan con devoción aquello en lo que creen, sino que es esperable. Tal vez piensen que esta “posesión ideológica” no es algo que les pase, por eso me gustaría que consideren lo siguiente: Imaginen que alguien les dice que la forma en la que se visten, cómo se alimentan, y cómo dirigen su vida está totalmente equivocado y tienen que cambiar. ¿Cómo recibirían todo esto? Creo que todos, en cierta medida, tenemos ciertas creencias y costumbres que nos funcionan y no queremos cambiar. Si nos ponemos a la defensiva con cosas como nuestra vestimenta,¿qué pasa si alguien ataca lo que le da sentido a nuestra vida? A primera vista, pareciera que no hay una solución clara. Pienso que evolucionamos de tal manera que siempre vamos a creer en algo, porque la complejidad del mundo es abrumadora y necesitamos completar los vacíos de nuestro conocimiento. ¿Cómo sabemos que no corremos el riesgo de fanatizarnos? ¿Si nos encontramos como nueva información, cómo sabemos que es correcta? ¿Existe alguna solución a estas preguntas?

La respuesta es un rotundo sí, y es el mensaje central de muchas religiones y mitologías, Es un mito, una pequeña historia, que se repite en prácticamente en todas la culturas y mitologías que hemos estudiado, ya que es una respuesta a un problema trascendental de la experiencia humana. Es el mito del héroe.

Tiamat es la diosa primordial del "mar salado" perteneciente a la mitología babilónica, también asociada a un monstruo primordial del caos mencionada en el poema épico Enûma Elish. Ti significa vida y ama, madre.1

En la religión de la antigua Babilonia, Tiamat es una diosa primordial del mar salado, que se une con Abzû, el dios del agua dulce, para producir dioses más jóvenes. Ella es el símbolo del caos de la creación primordial. Se la conoce como mujer y se la describe como la reluciente. Se sugiere que hay dos partes en los mitos de Tiamat, la primera en la que Tiamat es una diosa creadora, a través de un matrimonio sagrado entre sal y agua dulce, creando pacíficamente el cosmos a través de generaciones sucesivas. En el segundo Chaoskampf, Tiamat se considera la encarnación monstruosa del caos primordial. Algunas fuentes la identifican con imágenes de una serpiente marina o un dragón.

En Enûma Elish, la epopeya babilónica de la creación, ella da a luz a la primera generación de deidades; su esposo, Apsu, suponiendo correctamente que planean matarlo y usurpar su trono, luego les hace la guerra y es asesinado. Enfurecida, ella también lucha contra los asesinos de su marido, tomando la forma de un enorme dragón marino. Luego es asesinada por el hijo de Enki, el dios de la tormenta Marduk, pero no antes de que ella haya traído a los monstruos del panteón mesopotámico, incluidos los primeros dragones, cuyos cuerpos llenó con "veneno en lugar de sangre". Marduk luego forma los cielos y la Tierra a partir de su cuerpo dividido.

Los dioses decidieron darle todos sus poderes a Marduk, este venció a Kingu, quien se quedó paralizado de miedo al verlo llegar, y luego a Tiamat, a la que hizo dejar la boca abierta con un vendaval y lanzó una flecha dentro del estómago. Después de esto, de la sangre de Kingu (Luna) nacieron los humanos y a partir del cuerpo de Tiamat, que Marduk (Nibiru) encadenó en los pozos del abismo y partió por la mitad, se creó, de su mitad superior el cielo y de su mitad inferior la tierra firme. Sus lágrimas se convirtieron en las nacientes de los ríos Tigris y Éufrates.

Esta leyenda es paralela a las de Vritrá en la mitología hindú, Cipactli de la religión Azteca, Nun de la mitología egipcia, Tifón en la mitología griega y el monstruo bíblico Leviatán del Judaísmo y el Cristianismo.”

Este mito babilónico aparece repetido en diversas culturas, separadas por milenios y océanos enteros. Puede que algunos deriven de un mismo núcleo, pero es innegable que muchos se desarrollaron de forma paralela. Es una historia, una historia de cómo hay que comportarse en el mundo cuando nos encontramos con lo desconocido y el peligro. Cómo comportarse en el mundo cuando reina el caos. Desde los mitos sumerios, egipcios y babilónicos, hasta las películas de la modernidad como el Rey León, Pinocho, y la Sirenita, el mito del héroe ha ocupado una parte central del inconsciente humano desde los inicios de la historia. Las diferentes versiones tienen sus variaciones, pero si destilamos la esencia de todos los mitos, si extraemos el alma de estos cuentos milenarios nos encontramos con una información aplicable a cualquier ámbito de la vida humana, y por eso creo que es la mejor idea que ha desarrollado la humanidad.

Se trata de un conjunto de actitudes, que, de ser adoptadas, le brindan a la persona y a la sociedad a la que pertenece el mayor beneficio posible. El mito del héroe nos transmite lo siguiente: Comienza con la noción de que nuestro saber es intrínsecamente limitado -no lo sabemos todo-, que algo inesperado siempre acecha y aparece -lo desconocido y lo novedoso-, y esto amenaza las condiciones de nuestra vida y nuestra sociedad. Puede ser un peligro del exterior o del interior -el rey tiránico que castiga a sus súbditos-, pero siempre lleva a la degradación. El héroe responde ante esta amenaza con la decisión de enfrentarla de forma voluntaria. Es una decisión del individuo de exponerse, arriesgar su vida y enfrentar lo desconocido, todo esto bajo el estandarte de la honestidad intelectual, el estandarte de la verdad. En los relatos, esta actitud le permite al héroe vencer lo desconocido, restablecer el orden en el mundo, y traer un nuevo conocimiento a los demás. El mito presupone que en el orden siempre surge el caos, lo desconocido, usualmente en un estado vetusto y tiránico, que dejó de prestar atención a las señales de decadencia, y que es el individuo -no uno en particular, sino cada persona- quien, de adoptar las actitudes arquetípicas, puede renovar el estado y restablecer el orden.


Todo esto suena muy abstracto, y por eso quiero ilustrarlo con el siguiente ejemplo de la película animada El Rey León, donde Simba -el héroe- tiene que volver del exilio -luego de la muerte de su padre- para enfrentarse a su malvado tío y retomar el reino. Si recuerdan los eventos de la película son los siguientes: 

1) El bautismo de Simba, simbolizando que él será central en la narración 

2) El reino en perfecto orden bajo el cuidado de Mustafa, su padre

3) La traición de Scar, hermano del rey, quien fuerza el exilio de Simba tras la muerte del rey

4) Las aventuras de Simba en el exilio, sin responsabilidades, y sin preocupaciones. A cambio, su vida pierde sentido.

5) La reunión mística entre Simba y su padre 

6) El regreso de Simba, quien enfrenta voluntariamente a su tío Scar y lo vence, restablece la verdad y el orden en el reino.

Simba hizo lo más difícil de todo. Decidió regresar, a pesar de la vergüenza, el miedo y el dolor, para enfrentarse voluntariamente a su tío, restablecer la verdad -Scar había contado que Simba había provocado la muerte del rey- y restablecer el orden tras el decadente reinado de Scar.  

Pongamos otro ejemplo mucho más sencillo. Imaginemos una persona con discapacidad, con problemas para movilizarse por cuenta propia y que tiene que utilizar muletas. Tiene ante él la idea de ir hasta el supermercado a unas cuadras para hacer las compras. Puede jugar la carta de víctima -y con total justificación, dada su condición- para que alguien más lo haga por él. Tal vez es lo que ha estado haciendo durante mucho tiempo. Pero piensa que tal vez, si se decide, puede salir por propia cuenta y hacerlo él mismo. Y lo hace, con enorme esfuerzo, exponiéndose a la posibilidad de lastimarse, de caerse y hacer el ridículo, de olvidarse de que tenía que comprar…, y regresa. Esta aventura lo lleva a la realización de que él puede ser independiente, y es capaz de hacer algo que no se creía capaz. Sufrió una transformación -la transformación psicológica del héroe-, y aprende que hay más en él de lo que el mundo pensaba. Este ejemplo también es el mito del héroe, y lo utilicé porque quiero que vean que se trata de un conjunto de actitudes y no un concepto abstracto. Es el héroe quien ilustra a los demás con su comportamiento la forma correcta de actuar en el mundo. Pensemos en Cristo, el prototipo de ser humano ideal, quien dice siempre la verdad, es humilde, y está dispuesto a dar su vida para honrar aquello en lo que cree -el conjunto de valores con el cual rige su vida, y no una ideología en particular-. Esto no es una posesión ideológica, es la creencia que las actitudes prototípicas del héroe siempre llevan al bien, y creo que este es el mayor descubrimiento de la humanidad. Pensemos también en el mito de la ciencia. La ciencia, para funcionar, requiere la honestidad intelectual más alta, y se trata de descubrir -enfrentar, investigar- aquello que nos es desconocido, para traer un nuevo conocimiento a la sociedad. ¿Sorprende que los cimientos conceptuales de la ciencia y el mito del héroe sean los mismos?

Para terminar ¿Por qué los filósofos tienen esta insistencia en articular las ideas que rigen nuestro comportamiento? Espero que los conceptos que he presentado los convenza de que una mala idea -un inconsciente colectivo- puede llevar a la humanidad a la aniquilación absoluta, como tan cerca estuvimos en la Guerra Fría. Somos tecnológicamente demasiado avanzados para seguir destruyendo a los demás en la protección de nuestras propias creencias. La motivación de defender nuestras creencias surge del hecho de que somos conscientes de nuestras vulnerabilidades y del miedo a lo desconocido. Esta vulnerabilidad y el miedo a lo desconocido puede aceptarse y enfrentarse con frontalidad y honestidad; alternativamente podemos mentir y escondernos, engañandonos a nosotros mismos y al mundo con el fin de evitar mostrarnos vulnerables y aprender algo nuevo. Si muchas personas eligen este último camino, me temo que nos vamos a hacer un daño enorme. El destino del mundo depende de nuestra actitud hacia lo desconocido. Por eso considero sumamente útil entender y articular el comportamiento humano y el mundo simbólico en el que vivimos: Es trascendental para evitar el sufrimiento innecesario y alejar a la humanidad del precipicio.


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